Berlín, en el silencio de tus calles y metro, encuentro una quietud que habla más que mil palabras.

Eres una ciudad que lleva en sus cicatrices la memoria de un dolor profundo, y en tu silencio, se escucha el eco de historias que nunca deben ser olvidadas.

En Sachsenhausen, el peso de la historia se siente en cada piedra, en cada rincón marcado por el sufrimiento. Es un dolor que atraviesa el tiempo, un recordatorio constante de la fragilidad humana y de la resistencia del espíritu. Berlín, eres un lugar donde el pasado y el presente conviven, y en tu silencio, guardas las voces de aquellos que ya no están, pero cuya memoria perdura.